Actividades del CET

martes, 22 de noviembre de 2011

Echo de menos trabajar en la Administración.


Quién diría… ¿echar de menos trabajar? Pero sí, así es.

Miro atrás y echo de menos trabajar en una cocina, echo de menos que me abran la puerta para asegurar que me levanto (ya que tengo algunos problemas por las mañanas…) echo de menos levantarme pronto para hacer un rato de limpieza antes de desayunar y cruzarme por el pasillo las caras de dormidas de todas, echo de menos reunirme tras la cena y comentar el día, comentar alguna aventura, examen o seminario. Vivir en el CET es vivir en una residencia donde te sientes en casa.

Me doy cuenta que el trabajo ayuda a centrarte, raro ¿no? Pero cierto. El trabajo en la administración empieza siendo algo duro, aburrido, que no entiendes por qué tienes que esforzarte para hacerlo lo mejor posible y que a veces quieres morir debajo de una olla o cazuela. Pero pasan los meses y descubres que la hora de trabajo que tienes al día se convierte en mucho más. Te despejas, te olvidas del día ajetreado que has tenido, te olvidas del profesor que te ha dicho nosequé, del chico que te gusta, de la clase que no has entendido, de la conversación con una amiga, del estudio tan lento que llevas, de los agobios.

Trabajar en una administración o mejor dicho, trabajar en el proyecto CET, no es como trabajar en un sitio cualquiera, como el restaurante italiano donde trabajo en verano o en Navidad. Que todo es un caos!, uno te dice lleva esa pizza a la mesa 21 y otro te dice no esa mesa no porque ya están tomando el postre.

En el CET…todo es distinto, vives con tus amigas, convives con chicas que son como tu mami, que te cuidan y se preocupan por ti, estudias la carrera compartiendo largos ratos de estudio y evidentemente, trabajas. Un trabajo en el que te ríes, aprendes hacer todo tipo de platos y a mí me solía pasar que me cogía la risa floja. ¡Me encantaba! Ya podía haber tenido el peor día de mi vida, o tener mil exámenes el día siguiente que me seguía riendo en el turno.

Era una hora que aprendí a apreciar, que a pesar del cansancio y la pereza, hay algo que me encantaba de ese rato. Cosas tan simples como la sonrisa de una que te mira mientras limpias los mil quinientos cubiertos que parece que no acabaras nunca, eso tan simple, te alegra el día. Sé que las que hemos vivido en un CET agradecemos todo lo aprendido y el tiempo que se nos ha dedicado. Es algo que aprecio y que valoro como único.

Vaya chapa os he pegado. Pero quería compartir lo que significa el CET para mí.

No hay comentarios: